Los pequeños holocaustos Cuando pienses que la vida ya no tiene sentido y te sientes huérfano del tacto y la cordura que la vida ha sido un error heróico un acto inducido por la pirotecnia del instinto. Si en algún momento tu ánimo no puede articular los artificios de la prudencia ni perdonar las ingrávidas extravagancias de tus pequeños desaciertos y descubres sin la menor indulgencia que no has hecho nada bien que todo ha sido un obsceno desatino una perversa celada del azar Si, hundido en los fangales de las culpas mortalmente confuso acerca de tus habilidades para sortear los escollos de la vida Si quieres apearte, descabalgarte franquer la Gran Puerta porque no has logrado encontrar el sentido de la pertenencia quiero decir la geografía de tu libertad Si eso es, en fin, la débil cuerda que separa tu ser de la nada yo vengo ante ti a desenfundar los simples Manuscritos de la verdad: somos millones tus compañeros en el desamparo los que desandamos el mismo camino los sometidos a las mismas tentaciones por abreviar nuestros pasos los que ven las perpetuas y cercanas insinuaciones a la fuga. Pero aún estamos vivos amotinados contra el exterminio parapetados en las barricadas del amor oteando el horizonte campeando las bacanales del odio llenas nuestras manos de rosas y esperanzas buscando un camino y no cualquier camino sino nuestro camino un mínimo espacio donde tenga cobija nuestra vida y el amor. Yo sé que la primavera vendrá y traerá en las epifanías de la lluvia las húmedas germinaciones de la utopía. Asdrubal Caner |